jueves, 11 de junio de 2015

Mas madera¡¡

Más  madera

Esto es la guerra

En la película, “El maquinista de la general”, el maquinista, Buster Keaton, va quemando todo el combustible de que dispone en su locomotora a vapor y mientras va deshaciendo el tren y quemándolo para mantener la caldera, sigue pidiendo, ¡más madera!.

Él está en guerra civil, lo mismo que yo ahora. Una guerra interna, de guerrillas en la que el enemigo esta infiltrado en las propias filas y atacando desde dentro, muy camuflado para que no podamos dar con él. Actúa enmascarado, disfrazado de elementos propios a los que ataca y va haciendo suyos, mientras va creciendo. Al atacarlo, se daña a la población civil, en mi caso pies, manos y garganta entre otros y lo que es peor, a las tropas propias que me tienen que defender, linfocitos y demás.

En esta guerra, como pasa en las de verdad, tenemos que defender nuestras fronteras de ejércitos que ahora no están en guerra con nosotros pero pueden convertirse en enemigos y atacarnos en cuanto vean que no estamos lo suficientemente defendidos. Esto son las infecciones oportunistas bacterianas, como las llagas que me salieron en la boca.

Según el último parte de guerra, además de los daños colaterales que ya conocíamos, me entero de que he perdido un 40% de las tropas por lo que mi general ha interrumpido por unos pocos días los bombardeos para reponer las fuerzas y afinar el tiro en cuanto a dirección y potencia. Es una sabia decisión, pero el problema es que conozco los daños propios pero no sé si hemos causado bajas al enemigo o está creciendo y reforzándose.

Por fortuna tengo organizando mis defensas y la ofensiva al enemigo a una excelente general con la que confío plenamente.

En este momento toca lo que toca. Organizar la defensa de las fronteras, buscar al enemigo agazapado en el interior, no permitirle que siga creciendo y ver la forma de acabar con él. Mis ganas de luchar no han disminuido sino aumentado ante los ataques y como el maquinista del principio, sigo reclamando “mas madera”.