Más madera
Esto
es la guerra
En la película, “El maquinista de la general”, el
maquinista, Buster Keaton, va quemando todo el combustible de que dispone en su
locomotora a vapor y mientras va deshaciendo el tren y quemándolo para mantener
la caldera, sigue pidiendo, ¡más madera!.
Él está en guerra civil, lo
mismo que yo ahora. Una guerra interna, de guerrillas en la que el enemigo esta
infiltrado en las propias filas y atacando desde dentro, muy camuflado para que
no podamos dar con él. Actúa enmascarado, disfrazado de elementos propios a los
que ataca y va haciendo suyos, mientras va creciendo. Al atacarlo, se daña a la
población civil, en mi caso pies, manos y garganta entre otros y lo que es
peor, a las tropas propias que me tienen que defender, linfocitos y demás.
En esta guerra, como pasa en
las de verdad, tenemos que defender nuestras fronteras de ejércitos que ahora
no están en guerra con nosotros pero pueden convertirse en enemigos y
atacarnos en cuanto vean que no estamos lo suficientemente defendidos. Esto son
las infecciones oportunistas bacterianas, como las llagas que me salieron en la
boca.
Según el último parte de
guerra, además de los daños colaterales que ya conocíamos, me entero de que he
perdido un 40% de las tropas por lo que mi general ha interrumpido por unos
pocos días los bombardeos para reponer las fuerzas y afinar el tiro en cuanto a
dirección y potencia. Es una sabia decisión, pero el problema es que conozco
los daños propios pero no sé si hemos causado bajas al enemigo o está creciendo
y reforzándose.
Por fortuna tengo
organizando mis defensas y la ofensiva al enemigo a una excelente general con
la que confío plenamente.
En este momento toca lo que
toca. Organizar la defensa de las fronteras, buscar al enemigo agazapado en el
interior, no permitirle que siga creciendo y ver la forma de acabar con él. Mis
ganas de luchar no han disminuido sino aumentado ante los ataques y como el
maquinista del principio, sigo reclamando “mas
madera”.