domingo, 17 de enero de 2016

Y ahora ¿que hacemos?

Nuevos tratamientos


Una de las pegas de la quimio es que me disminuye las defensas por cuya causa proliferan las infecciones oportunistas. Cuando esto sucede, el tratamiento con antibióticos me obliga a dejar temporalmente la quimio.

Consecuencia, los dos tumores hepáticos siguen creciendo, poco a poco pero sin pausa. Los otros seis parecen paralizados, aunque la resonancia que me van a hacer pronto lo confirmará y me dará un diagnóstico mas preciso sobre los distintos tumores.

Lo que parece claro es que si siguen aumentando tenemos que tratarlos de alguna forma para que se frenen de verdad o si es posible se eliminen.

Puede ser la recesión, si solo están esos dos en activo, tiene sus riesgos pero es lo mas efectivo para la eliminación, que no sería definitiva pero si con un pronóstico mejor, que de todas maneras habría que tratar con quimio y revisar a menudo.

Otro sería el tratamiento con ultrasonidos de la entrada anterior, si se consigue acertar con el haz ultrasónico en el tumor sin dañar el hígado.

Por otra parte está el tratamiento por radiofrecuencia, con dos modalidades, una de las cuales se aplica en el Hospital General y la otra en Valencia. Ambas se aplican con una sonda que se pincha directamente sobre el tumor.

Tienen todas ellas posibles efectos secundarios, desde hepatitis a infecciones locales pero lo que está claro es que esos efectos secundarios son posibles mientras que el efecto de no hacer un tratamiento mas agresivo es seguro, inapelable y mortal.

De todas formas habrá que estar al tanto de nuevos y mas eficaces tratamientos de quimio

Esperaremos a la resonancia y a conocer mas detalles de los tratamientos de radiofrecuencia y ultrasonidos y decidir tan pronto sea posible.

Mientras llega ese momento de plantear estrategias, me encuentro de nuevo con un enemigo muy peligroso que está creciendo dentro de casa, al que tengo que hacer frente y como siempre, la estrategias son muy parecidas a las que se empleaban en combate hace siglos.

La primera es combatir, es lo que pide el cuerpo, pero con el enemigo escondido y agazapado entre tus fuerzas propias, corres mas peligro de dañarte a ti que al enemigo. No es momento. Una vez descartada esta, las alternativas son, pegarle fuego (radioterapia), cercarles por hambre (medicamentos que les privan de nutrientes o proteinas) envenenarles las aguas (quimioterapia) a los que se suman otras algo mas diferentes como la radiofrecuencia, los ultrasonidos, las terapias génicas, la nanotecnología con bombas terapéuticas muy pequeñas que se trasladan al tumor por via venosa para desde allí destruirlo y que no se si está suficientemente avanazada. Y otras muchas que supongo que se estarán investigando.

Parece que, afortunadamente para mí, es un campo en el que los laboratorios ven negocio
para sus inversiones lo que da esperanzas de avances rápidos. ¿Lo suficiente?

No se si se están investigando, espero que si, pero las terapias que mas me gustarían serían, unos medicamentos que identificaran a las células malignas y las indujeran a la apoptosis (el suicidio celular de células dañadas), que ya ensayaron con éxito los romanos en Sagunto) o el desenmascararlas, quitarles el disfraz, para que nuestro sistema inmunitario las pueda reconocer y destruirlas. Aunque han crecido están en minoría frente a nuestras defensas. El día que nuestro sistema inmunitario aprenda eso, se acabó el cáncer.