sábado, 5 de septiembre de 2015

Cómo mantener tus aficiones

No renuncies a tus aficiones, adáptalas

Son esas actividades que nos hacen grata la vida, que hacemos por divertirnos aunque puedan suponer trabajo. Hay casos en los que actividad laboral y afición coinciden. Esto es lo ideal, hacer lo que te gusta y que te paguen por eso,  es lo que debemos perseguir, pues lo que nos gusta hacer acabamos haciéndolo muy bien. Pero en cualquier caso las aficiones contribuyen a nuestro desarrollo físico, mental, anímico y de felicidad.

Muchas veces las circunstancias condicionan que practiquemos unas aficiones u otras. Dentro de nuestras posibilidades, debemos elegir las que nos sirvan de mayor provecho y diversión pero sin pararnos a lamentar la falta de las que ahora no podemos practicar. La que me ha acompañado siempre es la lectura, reconozco que es un vicio con el que sigo disfrutando. Curiosamente he esperado a la vejez para leer el Quijote a pesar de haber leído de joven a casi todos los clásicos. Casi me alegro porque me vea ahora más preparado para disfrutarlo.

A pesar de tanta lectura, hasta hace un año no había escrito prácticamente nada  Ha sido un gran descubrimiento el placer de escribir. Es posible que, con el tiempo, llegue a redactar alguna página no detestable pero entre tanto me lo paso bien.

Otra afición sedentaria y grata fue la filatelia, que ha derivado en mero coleccionismo a causa de las distribuidoras de sellos que solo valoran los nuevos guardados por ellos. La auténtica filatelia es la de los sellos clásicos usados. Los nuevos valen una barbaridad para comprarlos y muy poco si los quieres vender.

He practicado, mientras me ha sido posible el senderismo, con un grupo de compañeros que recorrimos los mejores rincones de la provincia, desde la vías verdes, muy sencillas y llanas a través de rutas ferroviarios sin vías, con puentes y túneles, hasta otras más empinadas y duras, a la sierra Aitana, Maigmo, Bernia, Preventorio, Font Roja, etc. Claro que eso fue mientras pude. Ahora, de momento, mis rutas de senderismo se limitan a dar la vuelta a la manzana o en llevar la basura al contenedor. Todo llegará a su tiempo. 

Que gozad
También me gustaba bajar a la playa a primera hora a nadar un poco. Ahora, menos que antes y menos a menudo. Claro que con una compañía así lo de nadar no se echa de menos en absoluto y se disfruta más un breve paseo que la natación de antes. Cierto que no voy a la playa muy a menudo, pero tanto sentado como dando un breve paseo por la orilla, me siento feliz. Eso que se comprende, ¿verdad?

Queda claro que el mejor ingrediente de la felicidad es proponérselo, amar y ser amado.

Con Pachu en la orilla
Con mis hijas

Una mascota simpática y buena también ayuda, como Rita a la que le encanta pasear por
la calle y perseguir a las ardillas y los gatos en el jardín. La jardinería, sin abusar, también resulta aconsejable y divertida. Rita tomando el sol.

Una de las aficiones más formativas físicamente y con la que más he disfrutado, ha sido el gimnasio. Curiosamente no había pisado en mi vida uno hasta después de jubilarme y me lo tomé con entusiasmo, hasta el extremo de conseguir un tono físico y muscular más que potable y llamar la atención entre los compañeros más jóvenes y cachas. Como es lógico es de las abandonadas, de momento, pero me ha sido muy útil para poder hacer frente a las operaciones y superarlas con mayor facilidad. Ninguna actividad física me ha sido mas grata.

Trabajaba todas las partes del cuerpo sin pasarme pero procurando siempre tener que esforzarme lo que podía.
Con la ayuda del monitor me hice una tabla adecuada a mis posibilidades, que seguí con disciplina y tesón.
Terminaba las sesiones con una dosis increíble de optimismo y ganas de mas ejercicio.
En cuanto pueda retomar los ejercicios lo haré.




No hay comentarios:

Publicar un comentario