BATALLAS Y DAÑOS COLATERALES
En una
guerras, tan importantes como las grandes batallas, son las pequeñas e incluso
las escaramuzas, en las que se desgasta al adversario y en las que se puede
alcanzar la victoria o perderla. Unas veces se gana y otras no, pero lo
importante es el resultado final.
Todos los
enfrentamientos, grandes o pequeños, producen desgastes. Hay que dosificar las
fuerzas pensando en una larga lucha y aprovechar las treguas que a veces da el
combate para recuperarlas.
En
concreto la quimio, además del desgaste natural, produce daños colaterales,
como en el caso de un bombardeo masivo, en el que resultan afectados tanto los
objetivos militares como las víctimas inocentes entre la población civil y las viviendas e incluso hospitales y escuelas. La
guerra es así de cruel. Ahora lo estamos viendo en oriente medio, por ejemplo.
En mi
caso concreto, estoy librando una especie de guerra civil, que suelen ser más
duras y crueles que las otras. Los tumores están formados por células propias
que se han rebelado contra su propio cuerpo, Al defenderme de ellas, daño o me
cargo incluso a otras que estaban la mar de sanas. Daños colaterales como
decía. Así se afecta todo el sistema digestivo, desde la boca, estómago,
intestino hasta el aparato excretor y tengo que distraer fuerzas del combate
para recuperar daños. Tanto para la boca como para lo demás. Resulta muy
molesto e incluso me dificulta bastante el alimentarme y recuperar las fuerzas
que necesito, pero se trata de daños menores y aunque dolorosos, puedo
soportarlos sin gran dificultad.
Aprovechando
mis momentos de debilidad o de menor fortaleza, las amenazas externas en forma
de virus, bacterias y demás y que normalmente no me afectan porque tengo en
buen estado mis defensas,
aprovechan para atacarme. Siguen siendo circunstancias normales de la guerra.
Así aprovecharon el reservorio por el que me aprovisionaba de medicinas para
combatir los tumores, para invadirme un ejército de bacterias (estafilococos
creo), hasta el punto de tener que centrar mis ataques en ellas con antibióticos en
plan masivo. Acabo derrotando la infección, pero en plan Pirro, pues me quedo
bastante hecho polvo. He tenido que interrumpir mi ataque a las células
rebeldes. Cuando después de derrotar la infección, me dispongo a reanudarla, se
produce un nuevo ataque en forma de infección de la vesícula biliar que afecta
al páncreas con resultados muy dolorosos y peligrosos. Nuevo ataque de
antibióticos nueva derrota de la infección y de nuevo a me dedico a recuperar
fuerzas.
Menos mal
que en estas batallas no estoy solo, cuento con grandes aliados como las Dras.
Andrea, Cristina y Emilia que, con todo el cariño y dedicación, me proveen de
abundante munición y me ayudan a controlar al enemigo y tengo a mi querida Luci
que lo vive conmigo y me da los ánimos que necesito cuando tengo algún momento
de flaqueza, que son pocos gracias a Dios y a ella y que además me
ayuda también a reponer fuerzas. Me queda bastante pelea por
delante, pero estoy seguro de que ganaré la guerra.
Nuevamente
dedico algo de tiempo, lo imprescindible, para reponerme y volver al ataque.
Cuando lo hago, descubro sin sorpresa ni alegría, que los rebeldes han avanzado
un poquito. Ahora toca detenerlos de nuevo y si es posible hacerles retroceder.
En eso estamos. Nuevas sesiones, ¡ya era hora¡ También nuevos problemas menores, tanto para las llagas de la boca, el estómago, los problemas intestinales, la diarrea (o el estreñimiento, que también) e incluso los mas molestos dolores del ano. Para todo hay remedios o paliativos. Incluso para comer con apetito no estoy por fortuna en el hospital sino en casa, donde mi mujercita me prepara lo que mas me gusta de la mejor manera posible para que me guste.
Tengo armas para combatir a cada uno de posibles efectos adversos y no me preocupan más allá de las naturales molestias. Y sobretodo no estoy dispuesto a desperdiciar mi tiempo en preocuparme sino usarlo a tope en disfrutar de la vida. Pero esto será ya material de la próxima entrada.
Quiero
agradecer a todos los que me ayudan en la lucha, de una manera directa o dando
ánimos o con una pequeña oración. Todo eso vale. Gracias.
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