No news,
good news
Es una
expresión usual inglesa, entre los angloparlantes y entre los que apenas
tenemos una ligera idea, quizás porque no necesita traducción.
En muchas circunstancias la mejor noticia es la carencia de las mismas, por
ejemplo en prensa, en política, en problemas familiares o enfermedades.
En la
anterior entrada comentaba lo previsible hasta la monotonía de las revisiones
periódicas y como dice el título, en estos casos es mejor la falta de
noticias. En efecto, la última revisión ha traído noticias, más
bien tirando a malas. Los tumorales se han disparado de 1573 a 3679 y de 142 a
580. Los parámetros que avisan de tener bajas defensas o algo de anemia, o se
mantienen o suben algo. No es bueno pero tampoco preocupante en
exceso. También sube la fosfatasa que previene de alguna afección
hepática.
Algo más preocupante
es lo del TAC. De los dos tumores medianos, uno sube ligeramente hasta 5 cm y
el otro bastante más, hasta 7 cm. Los tumores pequeños que habían permanecido
bastante quietos, también han crecido ligeramente. Todo esto ha puesto en
marcha las alarmas por lo que se ha activado la opción de la radiofrecuencia.
Lo que pasa es que opinan ahora que en vez de radiofrecuencia pinchada sobre el
tumor, puede ser más efectivo inyectar directamente un fármaco de los de la
quimio. Habría que hospitalizarme un par de días en el Genera. Sin
problema. Por otra fuente he sabido que hoy se ponen de acuerdo los del General
con Andrea para ultimar el tema y llamarme a revisión. Parece que la intervención
no interrumpiría el tratamiento de quimioterapia que lo seguiría aunque me
ingresaran.
Como siempre la única buena noticia es la ausencia de noticias. Me refiero a que no hay noticia alguna fuera del hígado, por lo que al menos de momento me estoy librando de otras metástasis en otros sitios. Eso parece, espero y deseo fervientemente.
Esa es
otra, el aumento de TAC y análisis, han propiciado también una revisión de
la quimioterapia hospitalaria, ahora me han puesto Mitomicina C, (un
tipo de estreptomicina de la que puedes ver más información pinchando este enlace), más
agresivo y eficaz al parecer que lo que me ponían hasta ahora. Parece que no
distingue entre células cancerosas y sanas por lo que se carga a bastantes de
éstas. Daños colaterales se llama. Se dirige especialmente a las células que más
se dividen por lo que ataca a los glóbulos blancos, y rojos, o sea me baja las
defensas, al cabello (al que lo tenga, a mí me han hecho una depilación
integral). Sólo me quedan algunos pelos en las cejas, de momento. Por otra
parte pueden salir llagas en la boca y unas cuantas molestias más. De momento
no estoy sufriendo ninguna de ellas, al menos no las noto, y toquemos madera.
Como digo
la mitomicina se dirige a las células que más se dividen que suelen ser las
cancerosas, y les inhiben la replicación de ADN y ARN por lo que no se pueden
reproducir y mueren y además incita la apoptosis, o sea suicidio celular.
Parece que en su circulación por la
sangre eliminan bastantes de las células malas que por allí circulan,
eso espero y deseo porque el riesgo de que aparezcan cosas en otros sitios, me
preocupa bastante.
En casa
sigo de momento tomando la Xeloda aunque estudia Andrea su sustitución por otro
medicamento que cree más eficaz y que ya ha solicitado, pero que le tienen que
autorizar, ya veremos. No sé todavía de que nuevo medicamento se trata. Tampoco
sé si al final me lo aplicarán o no. Cuando lo decidan ya me enteraré de cómo
funciona y de sus efectos positivos y negativos.
De momento hay que ver si las aplicaciones
directas sobre cada tumor, sea con radiofrecuencia o con un fármaco antitumor,
se me pueden aplicar. Si no fuera así, buscaríamos otro medio de frenar la
progresión de los tumores. Está muy bien aceptar con serenidad las
consecuencias del cáncer, pero combatiéndolo siempre en la medida de lo
posible. Pero eso sí, sin perder la paz que es uno de las mejores medicinas de
que puedo disponer.
Esa medicina
me la administran de maravilla mi mujer e hijas, con la ayuda de maridos y
nietas. De la misma forma con que velan para que no tenga el menor contagio que
pueda producirme una infección, lo hacen también para evitarme contagios
tóxicos de quienes intentan socavar esa paz con sus actitudes e ideas
negativas. El amor cura, el rencor enferma.