¿Y AHORA, QUE?
Primera etapa, te anuncian
que lo que tienes es cáncer. Hablas con tu médico, en quien confías (si no es
así, cámbialo) y te explica las características del tumor y los tratamientos
apropiados para combatirlo, con sus pros y sus contras. Por supuesto, el medio
más efectivo es la cirugía, te lo quitan y listo. Pegas, a nadie le apetece que
le anestesien y rajen y además, ¿Quién te garantiza que quitan todo lo malo?,
Le preguntas al médico, ¿no hay otra solución? Te presentan las distintas alternativas
y al final, pensando en quitarte de encima el tumor, de una vez por todas,
optas por la cirugía
Ha salido bien, soy feliz |
Ahora viene la
segunda. Tu confianza y actitud positiva ante los
contratiempos o posibles preocupaciones, son el primer requisito para superar
bien esta segunda fase y aquí la confianza en tu médico sigue siendo
fundamental.
En el mejor de los casos, debes someterte a
revisiones periódicas para ver cómo evolucionan las células que han escapado y
que se buscan la vida por donde pueden.
Para combatirlas pueden
recomendarte radioterapia pero lo más usual es la quimio. Periódicamente, puede
ser como en mmi caso cada tres semanas o cada semana o en plazos más largos,
depende de cada caso. El primer día te meten en vena una serie de productos, más
o menos personalizados, con el objetivo o bien de matar las células cancerosas
o, si no es posible, evitar su reproducción, privarles de elementos que
necesitan para sobrevivir o reproducirse o evitando que les lleguen las
proteínas necesarias para sintetizar el ADN o el ARN. Todos estos mejunjes
atacan a las células peligrosas y der paso perjudican lo suyo a las sanas.
Después der ese primer día, durante un periodo de tiempo (en mi caso dos
semanas) siguen tomando productos anticancerosos, todos los días en tu casa,
con similares efectos buscado o indeseados.
El principal objetivo,
puesto que no es fácil diferenciar las dañinas de las sanas, es dirigirse
contra las que tienen una reproducción más rápida, que suelen ser las
cancerosas, pero también las capilares, el interior del intestino grueso, la
boca, manos y pies y algunas más que no ponen en grave peligro tu salud pero
dan la lata bastante.
Observa y coméntale a tu
médico los síntomas que padeces para que él te ayude a superarlos. Puede que
tengas náuseas, llagas en la boca que dificulten la comida, caída del `pelo,
hormigueos o dolores en manos y pies, diarreas o estreñimientos. Para todo eso
hay si no remedio (porque es consecuencia de la medicación), sí por lo menos
alivio.
Siempre debes procurar
llevar una vida saludable, con una alimentación sana y variada con los
nutrientes que necesitas. Sin abusar y controlando el peso. Ejercicio moderado
y disciplinado, cuidar la memoria, mantenerte ocupado sin demasiados agobios.
Lo ideal es que te encuentres a gusto con tu trabajo, que tu trabajo te
divierta y tu diversión te suponga esfuerzo. Cuida a tus amigos y a tu familia,
deben ser tu principal ocupación. Serás feliz y difícilmente enfermarás. Pero
si enfermas obedece a tu médico y cumple los tratamientos y los controles que
te prescriba. Si haces todo esto, sanarás más rápidamente y mejor. No vivirás
siempre pero lo harás más y mejor
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