miércoles, 17 de septiembre de 2014

Un dia cualquiera

Un día cualquiera

Soy feliz fundamentalmente porque así me lo he propuesto y lo deseo de corazón. Naturalmente que tengo problemas, no me engaño a mí mismo como tampoco sería capaz de engañar a un amigo y yo soy mi amigo. Además hoy es un día especial, único e irrepetible, como lo son todos. Solo tengo esta oportunidad de disfrutar este día, si la desaprovecho este día no vuelve, por eso es único.

Me despierto por la mañana, abrazado a mi mujercita, mi amor y le digo al oído cuanto la quiero y reflexiono sobre todo lo bueno que tengo, mi esposa, mis hijas y nietas, mis yernos y mis buenos amigos y doy gracias a Dios por todas estas cosas.

Con estos pensamientos me levanto contento, dando gracias a Dios de nuevo y rezando una oración con mi amor. Nos damos un besito y nos levantamos para ir al baño. Canto en la ducha a Sabina, bastante mal por cierto, pero a mí me gusta y mi mujer lo soporta. ¡Lo que hace el amor!.

A continuación preparo el desayuno para los tres, Luci, mi mujer, Rita, la perrita y yo. El más frugal el de Luci y el más abundante el mío. Del zumo de naranja que acostumbraba me he pasado al tazón de leche con cacao y cereales, dos tostadas con aceite y algún pequeño dulce (poco por la glucosa), Lucí café manchado de leche y alguna tostada y Rita el pienso.

Hoy es también un día especialmente agradable porque descanso de medicación. No me resulta molesta pero es una obligación de la que me gusta librarme una semana de cada tres. Y repito: ¡hoy no me da la gana tomar medicamentos!, ¿pasa algo? Lucí me sigue la broma con algo así como llamarme irresponsable y reímos otro poco. Está acostumbrada a mis numerosas paridas. El momento del desayuno de los tres es muy grato. Acostumbraba a fregar los cacharros del desayuno pero no me deja mi mujer porque dice que no quiere que me moje las manos, le discuto un poco pero acabo aceptándolo.

Después del desayuno, me siento un rato al ordenador para revisar el correo y contestarlo. Recibo bastantes cosas de mis amigos, familia y de las dos asociaciones que colaboro, la de los compañeros de colegio (65 años de amistad) y la de vecinos de La Zenia y Villa Marco, veo algunos de los pps que he recibido y les contesto. Veo el periódico digital y dedico algunos minutos al blog que llevo desde hace algunos meses, “Yo puedo con el cáncer”, que contribuye a mantener mi nivel de optimismo y salud mental.

Dedico todos los días varias horas a la lectura, normalmente llevo tres o cuatro libros a un tiempo y busco en internet material serio y fiable de divulgación sobre el cáncer, para mi ilustración y para el blog.

A continuación, ya ha avanzado algo la mañana y dedico algo más de una hora a la jardinería. Hoy me toca regar las plantas y de paso podo alguna ramita. Resulta muy satisfactorio ver como el jardín está cada día más bonito.

Hoy cocino, suelo hacer tortilla de patatas, judías o alcachofas hervidas y cosas así y dicen que lo hago muy bien, por lo menos lo comen a gusto. Pero hoy preparo algo especial porque vienen mis hijas, yernos y nietas, compramos atún fresco muy bueno en el mercado central y lo preparo en marmitako, además como hoy descanso del xeloda me tomo mi copita de vino con lo que la comida me sabe mejor. Dicen que les ha gustado mucho y de hecho lo comen y repiten mientras queda. Otras veces que no pueden comer en casa les pasamos su parte en un tuper. Es más satisfactorio que comerlo.

Después de comer, relax, el cafetito con una pizca de chocolate, vemos el telediario, leo un  rato y un poco de siesta. Después me pongo otro poco al ordenador con estas cosas mías y paso a los archivos las cosas que se me van ocurriendo. Dicen que lo importante no es tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro sino educar al hijo, cuidar y regar el árbol y que alguien lea el libro. Parece que lo que escribo no solo lo leen algunos sino que además dicen que les gusta. Gracias.

A media tarde le ponemos la correa a Rita y la sacamos a dar un paseo de menos de una hora porque la planta de mis pies no da para más. Vale.

Cuando volvemos a casa, le pongo a Luci las gotas en los ojos, yo me hago el análisis de la glucosa (no tengo diabetes pero la medicación me desregula la glucosa) y leo otro poco. Cenamos, vemos algo la tele, cuando se puede soportar y sobre las once, después de llevar a Rita a su cunita, nos vamos al sobre. Leemos las lecturas del día, rezamos una oración y acabamos el día como lo empezamos, abrazaditos. Nos quedamos dormidos enseguida. Solemos dormir como angelitos.

3 comentarios:

  1. Estimados Diego y Lucía:
    Un día normal puede ser un día muy feliz. La felicidad no tiene porqué estar unida a grandes eventos o acontecimientos, sino que muchas veces viene con las cosas más pequeñas y cotidianas.
    Me ha gustado mucho la entrada y el blog. ¡Enhorabuena!
    Qué sigas muchos años con ese optimismo y ganas de vivir que desbordan.
    Un saludo
    Jose Belda
    www.drbelda.es

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  2. Muchísimas gracias a los dos. La amistad se nota.

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