Un día cualquiera
Soy feliz fundamentalmente
porque así me lo he propuesto y lo deseo de corazón. Naturalmente que tengo
problemas, no me engaño a mí mismo como tampoco sería capaz de engañar a un
amigo y yo soy mi amigo. Además hoy es un día especial, único e irrepetible,
como lo son todos. Solo tengo esta oportunidad de disfrutar este día, si la
desaprovecho este día no vuelve, por eso es único.
Me
despierto por la mañana, abrazado a mi mujercita, mi amor y le digo al oído
cuanto la quiero y reflexiono sobre todo lo bueno que tengo, mi esposa, mis
hijas y nietas, mis yernos y mis buenos amigos y doy gracias a Dios por todas estas
cosas.
Con estos pensamientos me
levanto contento, dando gracias a Dios de nuevo y rezando una oración con mi amor.
Nos damos un besito y nos levantamos para ir al baño. Canto en la ducha a
Sabina, bastante mal por cierto, pero a mí me gusta y mi mujer lo soporta. ¡Lo
que hace el amor!.
A continuación preparo el
desayuno para los tres, Luci, mi mujer, Rita, la perrita y yo. El más frugal el
de Luci y el más abundante el mío. Del zumo de naranja que acostumbraba me he
pasado al tazón de leche con cacao y cereales, dos tostadas con aceite y algún
pequeño dulce (poco por la glucosa), Lucí café manchado de leche y alguna
tostada y Rita el pienso.
Hoy es también un día
especialmente agradable porque descanso de medicación. No me resulta molesta
pero es una obligación de la que me gusta librarme una semana de cada tres. Y
repito: ¡hoy no me da la gana tomar
medicamentos!, ¿pasa algo? Lucí me sigue la broma con algo así como
llamarme irresponsable y reímos otro poco. Está acostumbrada a mis numerosas paridas.
El momento del desayuno de los tres es muy grato. Acostumbraba a fregar los
cacharros del desayuno pero no me deja mi mujer porque dice que no quiere que
me moje las manos, le discuto un poco pero acabo aceptándolo.
Después del desayuno, me
siento un rato al ordenador para revisar el correo y contestarlo. Recibo
bastantes cosas de mis amigos, familia y de las dos asociaciones que colaboro,
la de los compañeros de colegio (65 años de amistad) y la de vecinos de La
Zenia y Villa Marco, veo algunos de los pps que he recibido y les contesto. Veo
el periódico digital y dedico algunos minutos al blog que llevo desde hace
algunos meses, “Yo puedo con el cáncer”, que contribuye a mantener mi nivel de
optimismo y salud mental.
Dedico todos los días varias
horas a la lectura, normalmente llevo tres o cuatro libros a un tiempo y busco
en internet material serio y fiable de divulgación sobre el cáncer, para mi
ilustración y para el blog.
A continuación, ya ha
avanzado algo la mañana y dedico algo más de una hora a la jardinería. Hoy me
toca regar las plantas y de paso podo alguna ramita. Resulta muy satisfactorio
ver como el jardín está cada día más bonito.
Hoy cocino, suelo hacer
tortilla de patatas, judías o alcachofas hervidas y cosas así y dicen que lo
hago muy bien, por lo menos lo comen a gusto. Pero hoy preparo algo especial
porque vienen mis hijas, yernos y nietas, compramos atún fresco muy bueno en el
mercado central y lo preparo en marmitako, además como hoy descanso del xeloda
me tomo mi copita de vino con lo que la comida me sabe mejor. Dicen que les ha
gustado mucho y de hecho lo comen y repiten mientras queda. Otras veces que no
pueden comer en casa les pasamos su parte en un tuper. Es más satisfactorio que
comerlo.
Después de comer, relax, el
cafetito con una pizca de chocolate, vemos el telediario, leo un rato y un poco de siesta. Después me pongo
otro poco al ordenador con estas cosas mías y paso a los archivos las cosas que
se me van ocurriendo. Dicen que lo importante no es tener un hijo, plantar un
árbol y escribir un libro sino educar al hijo, cuidar y regar el árbol y que
alguien lea el libro. Parece que lo que escribo no solo lo leen algunos sino
que además dicen que les gusta. Gracias.
A media tarde le ponemos la
correa a Rita y la sacamos a dar un paseo de menos de una hora porque la planta
de mis pies no da para más. Vale.
Cuando volvemos a casa, le
pongo a Luci las gotas en los ojos, yo me hago el análisis de la glucosa (no
tengo diabetes pero la medicación me desregula la glucosa) y leo otro poco.
Cenamos, vemos algo la tele, cuando se puede soportar y sobre las once, después
de llevar a Rita a su cunita, nos vamos al sobre. Leemos las lecturas del día,
rezamos una oración y acabamos el día como lo empezamos, abrazaditos. Nos
quedamos dormidos enseguida. Solemos dormir como angelitos.